martes, 16 de marzo de 2010

XXIV Encuentro de Escritores "Teodosio García Ruiz"‏











Se cumplen los 25 años de su primer libro “Sin lugar a dudas”, título que muchos consideran el parteaguas de la poesía contemporánea en Tabasco. Se tienen preparadas lecturas de obra, talleres literarios, mesa redonda y hasta desayunos literarios.







El homenaje tiene varios motivos y todos ligados con la poesía. De acuerdo con el programa, el homenaje está dedicado al poeta porque se cumplen los 25 años de su primer libro “Sin lugar a dudas”, título que muchos –dentro y fuera del terruño- consideran el parteaguas de la poesía contemporánea que se escribe en Tabasco.



Ese primer poemario teodiciano, que a la distancia es considerado primerizo e inexperto, tiene sin embargo el desenfado, el arrebato, la pasión y potencia de voz poética que el poeta dominaría en obras mayores como “Yo soy el cantante”, “Furias nuevas” y “Nostalgia de Sotavento”.


La versión 24 del encuentro choco, arranca el 22 de marzo y se tienen preparadas lecturas de obra, talleres literarios, mesa redonda y hasta desayunos literarios. De la lista de de actividades destacan la Conferencia magistral que dictará el 23 a las 7 de la noche el poeta ecuamex Fernando Nieto Cadena “Teodosio, peligro para diletantes” en el Instituto Juárez.


Se sabe en el mundillo literario villahermosino que fue Nieto Cadena quien introdujo García Ruiz en los caminos de la bendita poesía, y que, por lo tanto, sabe más de un secreto sobre el tabasqueño que ahora es conocido como el “Tiresias de Tabasco”, ya que perdió la vista por sobredosis de azúcar.

Jiribilla aparte, el otro suceso importante en la jornada será el Diplomado de análisis literario que el doctor Álvaro Ruiz Abreu ofrecerá los días 25 y 26 por las tardes en la Casa Mora que se encuentra en la zona cultural CICOM.


El propósito del encuentro literario, aseguran los organizadores, “consiste en difundir, entre la comunidad estudiantil de Tabasco, parte de su obra poética y narrativa, cuyo sello temático y carácter estilístico lo hacen un escritor de aliento universal”, y en ese sentido se suman muchos escritores locales



Quien es Teodosio García Ruiz


Teodosio García Ruiz nació el 5 de mayo de 1964 en Cunduacán, Tabasco. Sus primeros recuerdos relacionados con la literatura son dos: una fuente pública con personajes de la mitología griega (quizá por eso le llaman “la Atenas de La Chontalpa”) y una biblioteca abandonada, llena de polvo y olvido.


Sus primeros contactos con la literatura fueron orales, y se dieron en el trato cotidiano con su abuelo y su madre.

Su abuelo, don Antonio Ruiz Hidalgo, vivía en una ranchería llamada Huapacal. Con él, solía pasar mucho tiempo platicando y escuchando sus cuentos. Teo recuerda que, en las tardes de lluvia, su abuelo se acostaba en su hamaca y, mientras le contaba cuentos de los truenos, el monte y los jaguares, disfrutaban de sabrosas tazas de chocolate con queques. Esos cuentos le despertaron su imaginación y la inquietud por inventar los suyos, aunque todavía no sabía leer ni escribir.


Su madre, doña Mireya Ruiz Rivera, se sabía de memoria muchos poemas y declamaba muy bien. Ella cuenta que Teo empezó a escribir desde que estaba chiquito, en tercero de primaria, y que muchos de sus compañeritos se burlaban de él, diciendo que estaba loco porque se ponía a escribir él solo cosas en su cuaderno.


Una etapa muy significativa para su desarrollo humano fue su estancia en la villa La Venta, al noreste de Tabasco, muy cerca de Veracruz, en la llamada zona de sotavento del Istmo de Tehuantepec. Su padre había dejado las labores agrícolas del campo para convertirse en obrero de Petróleos Mexicanos. En la Venta se estaba construyendo la planta petroquímica y desarrollando varios campos petroleros, por lo que concurría en esa zona un gran número de técnicos y obreros de distintas nacionalidades y regiones del país. En ese entonces, La Venta era una pequeña Babel, porque se escuchan los sonidos de diversos idiomas, se veían colores de distintas vestimentas y se disfrutaban sabores de las más variadas cocinas. Pero, lo que más le llamaba la atención del pequeño Teo eran las mujeres indígenas del Istmo, con su refajo de enaguas multicolores y el moreno dorso desnudo con sus bellos senos al aire.


Con los ojos bien abiertos al mundo y ansioso por conocer sus secretos, Teo descubrió en las bibliotecas sus primeras fuentes de conocimiento. La primera biblioteca que recorrió fue la calle. Luego, la de su escuela, donde empezó por limpiar libros, mientras los hojeaba y ojeaba (con hache y sin hace). Después, conoció la colección de su maestro de ciencias sociales, Agustín Patiño Cintora, quien lo enseñó a consultar las enciclopedias.


Un evento que recuerda muy bien es el homenaje que se rindió al poeta de América, Carlos Pellicer Cámara, en la escuela secundaria estatal “Benito Juárez”, de La Venta. Quizá a raíz de dicho evento, Teo decidió desarrollarse como poeta, aunque no sabía exactamente qué era ni cómo hacerlo.



Tras un breve retorno a Cunduacán, para estudiar el tercero de secundaria, en 1979 llegó a Villahermosa para ingresar al Cebetis 32. Acababan de pasar las jornadas de cultura y humanismo por los 100 años del Instituto Juárez, a las que vinieron muchos escritores consagrados. Cierto día, en un pedazo de periódico, manchado de pescado, leyó unos poemas de Jesús Arellano y, abajito de ellos, el anuncio del taller literario de la UJAT.


Allí conoció a Fernando Nieto Cadena, el conductor del taller, y sufrió la primera crítica mordaz a su trabajo poético. Pero no se dio por vencido y, a través de un arduo trabajo de lecturas, estudios y ejercicios de escritura, su talento natural se impuso y poco a poco, poema tras poema, logró completar su primer volumen, Sin lugar a dudas, que en 1985 fue editado por el gobierno del estado en su colección Autores Tabasqueños Contemporáneos.


Ese mismo año publicó Textos de un falso curandero y ganó el Premio estatal de la juventud, en la categoría de poesía. Al año siguiente, ganó los juegos florales de la batalla de Jahuactal.


En esa época, empezó a colaborar en varias revistas locales y nacionales, como El Pochitoque Aluzado, La Nahuyaca, La Pizca, Manglar, Nexos, Revista Universidad de México, y Tierra Adentro. En 1990, publicó Yo soy el cantante, poemario con el que ganó el Premio de la Fundación Cultural Meidet, y en 1992 dio a conocer Leonardo Favio canta una canción. Mientras era becario del FONCA en 1993, el programa cultural Tierra Adentro le publicó Furias nuevas. En 1997 publicó Bananos y al año siguiente Palimpsestos, incluido en un libro colectivo titulado Tierra recién nacida. En el 2001 aparecieron dos poemarios más: Sueños de la estirpe y Canciones para la infanta. En el 2001 surgieron otros tres libros: Poemas y canciones para la infanta, Odiseos y Para un ambiente sin hombre. Nostalgia de Sotavento, un poemario crudo, desolador y reivindicador de su infancia y adolescencia, apareció en el 2003.


Su trabajo narrativo como cronista lo dio a conocer en el 2000 con el título Villahermosa, peligro para caminantes, sutil homenaje a Rafael Alberti, poeta español de la generación del 27, quien escribió un poemario titulado Roma, peligro para caminantes, en 1968. Su trabajo narrativo más ambicioso es la novela Ecos de lluvia, publicada en 2001.



Poeta, escritor, tallerista, crítico y promotor cultural, Teo ha compartido sus ideas e inquietudes con un amplio grupo de poetas y escritores, con quienes ha impulsado tanto la labor creativa como editorial, para difundir diversos trabajos poéticos y narrativos.



Entre las obras colectivas que ha coordinado destacan las siguientes: Eroticóm plus (cuento erótico, 2000), Casa llena (cuento infantil, 2001), Con ojos de duende (relatos infantiles, 2005), Cuentos ambientales para la educación preescolar (2005) y Lengua de trapo, (cuento político, 2006). El primero de ellos logró reconocimiento nacional y forma parte de las bibliotecas escolares de la SEP.


Sus reflexiones en torno a la educación dieron como resultado, en el 2006, un libro en homenaje a una de su maestra María del Carmen Palomeque, titulado Mester de infanciería. Y en 2007 apareció su libro autobiográfico Tripas de pescado (apólogos y exordios escolares), en el que hace un recorrido anecdótico de sus quince años como maestro de telesecundaria en comunidades rurales de Tabasco. Recientemente, en 2009, editó el libro Ojo con él, una compilación de artículos y ensayos sobre Fernando Nieto Cadena. Aunque tiene varios libros de poesía inéditos: Caminantes del oráculo, Son Maracaibo, Barruntos de Horario Quiroga para Inés Barrientos, Hasta aquí el otoño, Cuando la marea baje y Porque han de saber que soy poeta, y uno en preparación: Bocetos del norte.